
En Los Ángeles, un día especialmente agobiante debido al calor extremo y el colapso del tráfico, la ciudad se convierte en el escenario de un evento inesperado. Bill Foster, interpretado por Michael Douglas, es un hombre común que ha estado soportando las frustraciones de la vida diaria, enfrentando un cúmulo de problemas personales y profesionales. La presión del calor y el caos en las calles son la gota que colma el vaso, y Foster se rebela de manera violenta y destructiva contra todo lo que lo rodea. Desesperado por regresar a casa y harto de las pequeñas humillaciones diarias, Foster comienza a manifestar su ira de manera explosiva. Su comportamiento agresivo y destructivo lo lleva a crear caos en su entorno, afectando a quienes se cruzan en su camino. La jornada ya complicada por el calor abrasador y el tráfico colapsado se vuelve aún más tumultuosa debido a la furia desmedida de Foster. Frente a esta situación caótica, un oficial del departamento de policía, interpretado por Robert Duvall, es llamado para intervenir y controlar la situación. Este oficial se enfrenta al desafío de detener la violencia de Foster mientras navega por un entorno cargado de tensión. Su objetivo es neutralizar la amenaza sin agravar la situación y restaurar el orden en una ciudad que ya está al límite. La confrontación entre Foster y el oficial del departamento de policía se convierte en el núcleo de la trama, reflejando el impacto del estrés urbano y las circunstancias extremas en la conducta humana. La película explora cómo la acumulación de frustraciones y problemas cotidianos puede llevar a una persona a una ruptura violenta, y destaca la complejidad de manejar comportamientos desafiantes en medio de crisis.
En Los Ángeles, un día especialmente agobiante debido al calor extremo y el colapso del tráfico, la ciudad se convierte en el escenario de un evento inesperado. Bill Foster, interpretado por Michael Douglas, es un hombre común que ha estado soportando las frustraciones de la vida diaria, enfrentando un cúmulo de problemas personales y profesionales. La presión del calor y el caos en las calles son la gota que colma el vaso, y Foster se rebela de manera violenta y destructiva contra todo lo que lo rodea.
Desesperado por regresar a casa y harto de las pequeñas humillaciones diarias, Foster comienza a manifestar su ira de manera explosiva. Su comportamiento agresivo y destructivo lo lleva a crear caos en su entorno, afectando a quienes se cruzan en su camino. La jornada ya complicada por el calor abrasador y el tráfico colapsado se vuelve aún más tumultuosa debido a la furia desmedida de Foster.
Frente a esta situación caótica, un oficial del departamento de policía, interpretado por Robert Duvall, es llamado para intervenir y controlar la situación. Este oficial se enfrenta al desafío de detener la violencia de Foster mientras navega por un entorno cargado de tensión. Su objetivo es neutralizar la amenaza sin agravar la situación y restaurar el orden en una ciudad que ya está al límite.
La confrontación entre Foster y el oficial del departamento de policía se convierte en el núcleo de la trama, reflejando el impacto del estrés urbano y las circunstancias extremas en la conducta humana. La película explora cómo la acumulación de frustraciones y problemas cotidianos puede llevar a una persona a una ruptura violenta, y destaca la complejidad de manejar comportamientos desafiantes en medio de crisis.